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El regreso de Luis Miguel




La noche fresca invadía la ciudad de Monterrey, una ligera brisa acicalaba el ambiente, al acercarse al Auditorio Citibanamex un suave bullicio envolvía el ambiente, los revendedores sigilosos se apoltronaban afuera del recinto y ofrecían las entradas con su respectiva comisión se sabían deseados ya que los dos shows que Luis Miguel ofrecía en la localidad estaban agotados, en taquilla los precios fluctuaban entre $ 500.00 y $4,000.00, el ir y venir constante de la gente enfilaba hacia la puerta de entrada, que hay que decirlo lucia sus mejores galas, no era noche para las fachas, adentro del lugar había filas para todo, ya sea para comprar refrigerios, bebidas o el ¨merchandise¨ que ofertaba gorras a $ 350.00, las playeras en $ 400.00 y las tazas para el café a $ 200.00, todo obviamente alusivo al evento.

Luis Miguel sigue siendo noticia a veces envuelto en ese halo de misterio que lo desaparece del mapa y recientemente encarrilado en una racha de escándalos, la sección de espectáculos de periódicos y televisión, esa parvada de chismosos enajenados que se dan vuelo criticando o avivando el fuego de la polémica, últimamente tienen mucho material para ello, van más malas que buenas en la actualidad del cantante, pese a esto el mes pasado alcanzó la cifra de 250 auditorios nacionales en la ciudad de México y aunque está de estreno con un disco estilo regional llamado ¨México por siempre¨ no deja de caer en el lugar común, tiene tiempo que no coloca sencillos en la radio con temas originales.  

El escenario permanece a oscuras, las luces brillantes en la parte superior no permiten ver el escenario a Luis Miguel ya sabemos le gustan los misterios, la sala se va llenando de a poco, tal parece que saben que el evento no iniciará de manera puntual y es cuando el reloj marca las diez de la noche que las luces se apagan, los gritos se encienden, los músicos se reparten a lo largo del escenario, tres coristas, dos tecladistas, guitarra, bajo batería y una sección de vientos, es la alineación de esta noche, una pantalla que abarca todo el escenario, refleja la imagen de Luis Miguel acompañada de diversas imágenes.

Luis Miguel enfundado en traje y corbata negra, camisa blanca y micrófono en mano, aparece en escena, el bronceado en el ya es marca registrada, las gargantas femeninas rompen en alaridos, se pasea por el escenario, sonríe y eso basta para que regrese el clamor, se le ve contento, levanta el pulgar como aprobando todo lo que ocurre en el escenario, el público esta entregado, basta que con su mano invite al público a levantarse de sus asientos y todos como resortes humanos abandonan las butacas, los primeros dos temas ¨Te vas¨ y ¨Tu solo tu¨ no llevan tanta pólvora.

Trompetas y saxofones marcan el inicio de ¨Amor, Amor, Amor¨ y el primer gran golpe de la noche desata la euforia, el sonido es impecable al igual que la ejecución de los músicos, un banco colocado a mitad del escenario es utilizado ocasionalmente por el cantante, que no deja caer el ánimo y lanza un misil que lleva veneno puro y que se esparce por todo el auditorio, un popurrí compuesto por temas como ¨Por debajo de la mesa¨ ¨No se tu¨ ¨Un hombre busca una mujer¨ ¨Oro de ley¨ desata los recuerdos y coloca al público femenino al borde de la histeria colectiva, el juego de luces ensombrece el escenario y destaca el perfil de Luis Miguel.

Al finalizar o comenzar cada tema los gritos son ensordecedores y la intensidad no baja un ápice avivada por fragmentos de canciones como ¨Esa niña, Amante del amor, Fría como el viento, Tengo todo excepto a ti, Entrégate, Hoy el aire huele a ti¨, las 10:40 de la noche, saluda y agradece al público a quien pidió aplausos para sus músicos y las palmas del respetable no se dejaron esperar.

Terminó el segundo popurrí de la noche y un par de temas ¨Te necesito y Tu y yo¨desata la desbandada del público hacia los baños o a abastecerse de líquidos y alimentos, pero apenas terminaron y el momento del bolero llegó, el cual inició con un solo de saxofón seguido por un piano con una ejecución de altos vuelos dirían los clásicos, era el momento de ¨No me platiques más¨ el público acompañaba entonando de manera sutil al pianista, Luis Miguel reapareció en escena, dejo fuera el saco y la corbata, se calzó un chaleco negro y recargado en el piano de cola, cantó solo acompañado de este instrumento, la gente le lanzaba piropos y Luis miguel sonreía sin dejar de cantar, tenía el control total del escenario y de los asistentes.

Llegó el turno del mariachi que tomó el escenario, y a sus espaldas aparecieron imágenes en la pantalla del palacio de bellas artes, pirámides o la bandera mexicana, ambientó a la gente que contagiada por el momento patriota de la noche, se envolvía en la bandera cual Juan Escutia musical y cantaban a todo pulmón temas como ¨Serenata huasteca, Siete marres o No discutamos¨ entre otros.

Para la última parte del concierto, Luis Miguel enfundado ahora en camisa negra, dejó lo mejor para el final, otra tanda de canciones de la época en que era amo y señor de las listas de popularidad se dejaron escuchar, papeles de colores inundaron el escenario, mientras decenas de pelotas estilo playero se paseaban por el público, que en el éxtasis total abandonaba sus asientos para interpretar canciones como ¨No me puedes dejar así, Palabra de honor, La incondicional, Dos enamorados, Decídete¨ y cuando parecía que ya el ánimo no podía subir más, se dejaron venir ¨Ahora te puedes marchar, Isabel, La chica del bikini azul y Cuando calienta el sol¨.

Los aplausos, los músicos improvisando, Luis Miguel repartiendo saludos y lanzando besos marcaron el final de una velada redonda, con un espectáculo de primer nivel, donde el cantante se mostró en gran forma, como en sus mejores días y que hay que decirlo goza de cabal salud, haciendo gala de una educada y potente voz, se despidió entre la entusiasta y pasional actitud de su público obviamente en mayor parte femenino, que abandonaba el espacio satisfecho y reviviendo las acciones de la noche en su teléfono celular o departiendo y compartiendo los pormenores del concierto entre charlas y alimentando sus redes sociales.

Written by  Federico Aguilera / Foto: Seni Martínez

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