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Opinión: Presunción de inocencia: afectada por los golpes



 
Por: Enmanuel Santana.

Artículo de opinión: 

La presunción de inocencia es uno de los pilares fundamentales del derecho moderno. Su esencia es clara: toda persona debe ser considerada inocente hasta que se demuestre lo contrario mediante un debido proceso. Sin embargo, en la práctica, este principio muchas veces se ve severamente afectado, no solo por juicios paralelos en la opinión pública, sino también —de forma literal y preocupante— por los golpes.

Es alarmante que, en pleno siglo XXI, sigamos siendo testigos de situaciones en las que personas son agredidas física y moralmente antes de haber tenido la oportunidad de defenderse en un tribunal. La violencia ejercida por agentes del Estado, por multitudes enardecidas o incluso por medios de comunicación que difunden imágenes y títulos condenatorios, socava el derecho a un juicio justo y deteriora la confianza en el sistema legal.

Los golpes, en este contexto, no son solo físicos. Son también simbólicos: el linchamiento mediático, las filtraciones de investigaciones en curso, los prejuicios que se instalan en la sociedad y que anticipan culpabilidades. Todo esto afecta directamente la presunción de inocencia, transformándola en una ilusión para muchos, especialmente si son pobres, marginados o simplemente “sospechosos” por apariencia o condición.

No se trata de defender a culpables ni de obstaculizar la justicia. Se trata de recordar que el camino hacia una sociedad verdaderamente democrática no se construye sobre la violencia ni sobre la condena sin juicio. Castigar antes de probar es propio de sistemas autoritarios, no de estados de derecho.

Es urgente reflexionar sobre este tema. La justicia no puede ser sinónimo de venganza. Y mientras sigamos permitiendo que los golpes —sean físicos, sociales o mediáticos— determinen culpabilidades, seguiremos comprometiendo uno de los principios más sagrados de nuestra convivencia: el derecho a ser inocente hasta que se pruebe lo contrario.

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